17.1.09

El uso de la tecnología por niños y jóvenes

“Tía (o tío, o mamá; inserte aquí al adulto de su preferencia), ¿me prestas tu celular?” se ha transformado en una de las diez frases más escuchadas por cualquier adulto del mundo contemporáneo. De la misma forma, los famosos Reyes Magos tienen que atender cada vez más solicitudes relacionadas con videojuegos, teléfonos celulares, cámaras digitales y computadoras personales.

De acuerdo con un estudio realizado en España por la organización red.es y publicado en el periódico El País, la proporción de hogares con niños que tienen un alto nivel de equipamiento tecnológico es de 40.8%, mientras que en hogares sin niños se sitúa en 31.7%. Esto indica que los niños y jóvenes resultan un impulso tecnológico dentro de sus hogares, probablemente debido a que son mucho más curiosos con respecto a nuevas tecnologías que los adultos, además de familiarizarse mucho más rápido con ellas.

Para los niños y jóvenes, este temprano contacto con la tecnología tiene importantes consecuencias (y no sólo nos referimos con ello al incremento en la agilidad de sus pulgares): mientras más temprano se integre una persona al uso de nuevas tecnologías y desarrolle sus habilidades en este campo, más fácil le será acceder a los próximos avances.

De hecho, la verdadera brecha digital de la que hablamos ya no sólo existe entre los niveles sociales altos medios y los bajos; la más profunda se encuentra entre los que adoptan las tecnologías en forma temprana, y los que llegan más tarde en su vida a ellas. Pensemos en las diferencias de la curva de aprendizaje para utilizar un equipo electrónico cualquiera entre un niño de 8 años, su padre de 30 y su abuelo de 60: mientras el padre necesitará leer el instructivo, al niño le bastarán un par de tardes en contacto con el aparato para comprender las funciones casi totalmente; por su parte, el abuelo probablemente pase por una cuota bastante alta de frustración antes de lograr dominar las funciones más básicas.

Queda claro que quienes tienen acceso a las tecnologías más temprano aprenden a aprovecharlas mejor, pero ¿toda esta tecnología no estará resultando perjudicial? Es un hecho que, desde siempre, se ha venido hablando de los efectos nocivos de los videojuegos: la posibilidad de que alteren la percepción de realidad en sus usuarios y los hagan más pasivos, incapaces de diferenciar el bien del mal, la verdad del juego, lo posible de lo imaginario… inclusive se les ha vinculado con los comportamientos violentos de las nuevas generaciones (y los casos extremos, como las masacres de estudiantes en diversas escuelas de Estados Unidos).

Sin embargo, nuevos estudios han demostrado la capacidad de los videojuegos para mejorarla interacción de quien los juega con la realidad: mejores reflejos, mejor capacidad para comprender la información visual compleja, e inclusive el beneficio de su uso como simuladores de entrenamiento para pilotos y cirujanos. De esta forma, la posibilidad de confundir virtualidad y realidad se transforma en volver a lo virtual el campo de pruebas de la realidad.

Además, internet representa una dinámica totalmente nueva en el consumo de medios. En el año 2001 había en México 7 millones de usuarios de Internet; para el año 2007 la cifra ya había crecido hasta 20 millones. Este medio cuenta con características dicotómicas, como bien señala Giovanni Sartori en su obra Homo videns: si bien permite el uso como medio de conocimiento, sus características lo hacen también ideal como entretenimiento. Un entretenimiento, además, distinto de la televisión: si bien ésta debe ofrecer productos de masa, capaces de llegar a un público cautivo muy numeroso, internet proporciona productos infinitos, a medida de diferentes intereses.

Este punto queda confirmado si atendemos al estudio global realizado por Nickelodeon, MTV y Microsoft, en el que sólo 20 por ciento de los jóvenes entre 14 y 24 años admitió su interés por la televisión. Estas nuevas generaciones están acostumbradas a los cambios rápidos y los contenidos dinámicos de la web, lo que en realidad ha puesto a la televisión a temblar: prueba de ello son los diversos segmentos de programas de revista, que ahora incluyen “los videos más divertidos de internet”. De esta manera, ocurre un cruce de información entre pantallas que más bien tiende a empobrecer los contenidos de ambos lugares. Pero la influencia de internet es tema que da para un artículo aparte, que será el cuarto y último de la serie.
Según el mismo estudio, el joven promedio tiene 94 números de teléfono en móvil, 78 personas en su lista de amigos en un sistema de mensajería y 86 personas en su comunidad virtual. ¿Alguna vez habíamos tenido una visión tan clara sobre el inventario de contactos de una persona común y corriente? Es casi seguro que, de habérsele preguntado a los jóvenes de hace un par de décadas cuántas personas conocían, la respuesta no habría superado los 60 en promedio (considerando que, entre los jóvenes actuales que conozco, la mayoría supera fácilmente los 200 contactos en sus comunidades virtuales).

¿Qué tan profunda es la relación que tienen con estos contactos? Seguramente variada, probablemente superficial con la mayoría. Lo cierto es que, desde los tiempos de los abuelos, “los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de una mano”… y ahora los jóvenes los despliegan en una ventana especial del Facebook.

1 comentario:

danisfriend dijo...

Me gustó este comentario sobre la influencia de las TIC, nada más cierto hoy en día en que los niños y jóvenes aprenden más rápido con los últimos avances tecnológicos que con los medios y materiales obsoletos que algunos profeores todavía insisten en usar (en pleno siglo XXI)