30.8.13

Si quieres resultados diferentes...

Platicaba con un amigo el otro día sobre lo que nos gustaría que pasara en el proyecto en el que estamos empezando a trabajar. Después la conversación derivó a cómo muchísima gente dentro de la industria de la que ambos salimos (investigación de mercado) coincide en que es necesario cambiar el paradigma, que se ve muchísimo descontento por parte de proveedores y clientes...

Y, sin embargo, la cosa sigue más o menos igual. Los clientes piden más o menos las mismas cosas, las empresas entregan más o menos las mismas propuestas. Se hacen más o menos los mismos proyectos. Todo mundo dice que ve la necesidad de cambiar, pero no ahora, no en este proyecto, no con este cliente.

Nosotros seguimos creyendo que, si quieres resultados diferentes, no puedes hacer siempre lo mismo. A ver quiénes se van arriesgando con nosotros.

6.6.13

Cambiar de ruta: los motivos del lobo.

Retomar este blog es una señal que le doy a la vida. Estoy en pleno proceso de reinvención profesional, y creo que necesito un espacio en dónde explicar esa decisión, mi visión de las cosas, lo que me mueve en realidad.
Este blog, desde sus inicios, se trató, sobre todo, de temas a medio camino entre lo académico y lo profesional, por eso se encuentra dentro de mis referencias "profesionales". Sin embargo, lo he dejado abandonado, poco a poco, sobre todo porque mis primeros posts aquí fueron más tarea que convicción. Ahora que estoy llena de convicciones, ha llegado el momento de reunirlas en un sitio coherente; si encuentran eco, qué mejor.
¿Por qué hoy? ¿Por qué empezar con un post que explica el cambio de rumbo y no directamente con una opinión? En primer lugar, porque llevo pensándolo un par de semanas y no lo he hecho. El mejor momento para hacerlo es YA. En segunda, porque leí este post en el blog de Seth Godin, y me hizo pensar en que soy uno de ese montón de los que tendrían que estar escribiendo más y no lo hacen: soy profesora, investigadora, estudiante de doctorado; a partir de hace nada, también mi propia evangelista. El blog tiene que ser mi herramienta para lograrlo. 
Empecemos a caminar, entonces...

21.1.11

Lo socialmente útil: licenciaturas vs. licenciados

Después de muchísimo tiempo de no escribir en este espacio, me topé con un tema de discusión dentro de un foro de El Universal en línea, al respecto de una declaración del secretario de educación que por fin pude respaldar gracias a la amable cortesía del comentarista de esta página (¡Gracias, Parin!). De cualquier manera, se refería a la necesidad de "eliminar las licenciaturas que ya no son socialmente útiles".

¿Qué define lo socialmente útil? Me imagino que no faltará quien sugiera que los literatos, los historiadores, los diseñadores, los artistas plásticos y otras profesiones relacionadas con sociales y humanidades o con áreas creativas recibirán taches, por ser "improductivas". En este caso, estamos asimilando la capacidad de ser contratado por una empresa a la posibilidad de hacer algo por el país (error por demás simplista que ya cometió Carlos Mota en su tristísima columna en el periódico Milenio).

Evidentemente, esta perspectiva ignora la posibilidad de que el pensamiento crítico, el análisis de escenarios sociales, la preservación de la memoria, la creación artística, sean socialmente útiles y necesarios, porque "no tienen cabida" en corporaciones "productivas". No creo que sea necesario aclarar que estoy profundamente en contra de esta posición.

Dentro del mismo foro que ya mencioné, leí el ya muy planteado punto de vista de "hay demasiados contadores, abogados, etcétera" (yo añadiría 'administradores de empresas', a título totalmente personal y en plan un poco sarcástico), y sin embargo no me parece que la contaduría, la administración o la abogacía sean "socialmente inútiles". Hay conocimientos especializados que sólo quien estudia estas licenciaturas posee. Aunque haya muchísimos contadores, yo no soy capaz de presentar mi propia declaración de impuestos, ni sería capaz de andar por la vida sin asesoría legal, o trataría de sacarme yo misma una muela. De cualquier modo, tampoco podemos negar la triste realidad de los contadores, administradores, médicos, abogados y demás que acaban dedicados a actividades sin relación alguna con su formación profesional.

Mi punto de vista es que hablar de "licenciaturas socialmente inútiles" es un mero distractor. ¿A qué me refiero? A que cuando le atribuimos a la licenciatura la poca relevancia para la sociedad, estamos evitando hablar de temas más importantes, relacionados con temas ajenos a la licenciatura:

1. La tristísima preparación académica con la que los alumnos pueden llegar a licenciatura (he visto redacciones carentes de cualquier tipo de lógica y coherencia hechas por chicos que parecen bastante listos, y la capacidad de comprensión de lectura, o de razonamiento abstracto cada vez menor) y que imposibilita que tengamos licenciados verdaderamente funcionales;

2. La pésima orientación vocacional que suelen recibir los estudiantes, que ha generado sobreoferta de profesiones "tradicionales" y desconocimiento profundo tanto de los alcances de licenciaturas no tan tradicionales como de las nuevas ofertas académicas que podrían ser más necesarias.

Entonces: más que estar hablando de "desaparecer" licenciaturas, creo que deberíamos discutir cómo generar mejores licenciados. Evidentemente, un joven que llega a la universidad con una capacidad de abstracción nula, baja comprensión de lectura, incapacidad para redactar un texto con mínima coherencia y dificultades para el pensamiento lógico, difícilmente será un licenciado socialmente útil, estudie lo que estudie.

En resumen: no hay licenciaturas inútiles, hay demasiada gente estudiando carreras no adecuadas para sus capacidades, y con una formación deficiente desde la educación básica.

26.5.09

Publicaciones virtuales y privacidad

Para Pres.

En estos días tuve una plática bien interesante con algunos amigos, y creo que el tema está perfecto para hablarlo acá. Nuestro tema obsesivo tenía que ver con la línea que divide privacidad y persona pública, y dónde está el punto de diferenciación entre uno y otro.

Descubrí (con algo de sorpresa) que la gente tiende a creer que las cosas que escribe en sus sitios de internet son información privada, mientras que yo estaba (y estoy) convencida de que todo lo que está en el internet se transforma en información pública.

La esencia de mi argumento era, precisamente, la palabra publicar: hacer público algo. Aunque estoy consciente de que existen ciertos niveles de privacidad en la red, lo cierto es que la información que colocamos en línea es suceptible de que otros la vean y, en muchísimos caos, que la asocien con nosotros.

Alguno de los amigos argumentaba: es que tu estatus de facebook o tu blog son el equivalente de un diario, y puedes escribir lo que quieras en ellos. La otra postura era, por supuesto, que no es un diario: tu diario está escondido en un cajón o guardado debajo de la almohada (y, opcionalente, mojado con tu llanto), mientras que el internet le da visibilidad a esos mismos pensamientos.

Es asombroso descubrir que esta dimensión pública de internet puede desaparecer con tanta facilidad de la mente de las personas. ¿A qué se debe? No estoy muy segura. Supondría que tiene que ver con la perfecta integración con la vida cotidiana que ha logrado este tipo de tecnologías de la información y la comunicación: se ha vuelto super cotidiano entrar a un sitio, colocar nuestras ideas en él y después de realizado el desahogo/expresión/chiste privado, esperar las reacciones de los amigos, o simplemente olvidar que se escribió.

El problema no es compartir información con los amigos: más bien tiene que ver con qué tipo de contenidos están al alcance de qué tipo de personas. Internet no es sólo un sitio en dónde guardar nuestros oscuros pensamientos, sino (ante todo) un medio de comunicación. El problema es que, a diferencia de las anotaciones en la parte de atrás de nuestra libreta, de los papelitos que se pasaban de mano en mano en los salones de clase o de las pláticas en privado con nuestros amigos cercanos, cualquier cosa que escribimos en un sitio público puede ser (y seguramente será) visto por más personas.

Ya tiene algunos meses que se publicó esta nota, en la que se demuestra el potencial público de las redes sociales. Y es que en el nombre llevan la penitencia: esto sitios están hechos para conectar a unas personas con otras, para permitir la interacción social. Por lo tanto, siguiendo la teoría de los dichosos seis grados, siempre puedes estar a una distancia ridículamente corta de gente que no debería estar leyendo lo que escribes.

Quiero que también quede claro que en ningún momento he dicho que esté de acuerdo con tomar represalias con la gente por aquello que escribe en sus sitios (por ejemplo, el caso de la nota que comentaba un poco más arriba me parece una sobreactuación de la empresa: cualquier pasante se aburre en su primer trabajo); sin embargo, sí estoy de acuerdo en mantener la prudencia con respecto a lo que se escribe en un sitio publico, por un concepto verdaderamente simple: responsabilidad. Al hacer público algo, debemos también responder por aquello que digamos. Es uno de los principios más básicos y olvidados entre todos aquellos que usamos los medios alternativos. No me refiero a autocensurarse, sino a estar dispuestos a respaldar nuestros dichos bajo cualquier circunstancia, tengan las consecuencias que tengan. Y si no las tienen, felices nosotros...

21.3.09

Innovación y crisis económica

Es algo indudable: el entorno económico en el que se mueven los negocios ya no es el mismo que hace 50 años. Sin embargo, también es importante pensar que no es sólo la economía la que ha cambiado, también es la gente (aunque, en última instancia, la economía siempre se ha tratado de eso, de gente).

Los negocios ya no pueden sobrevivir haciendo lo mismo, eso lo sabe —casi— cualquiera. Sin embargo, todos conocemos marcas, productos y servicios que se siguen planteando la vida como si todo fuera exactamente igual que cuando pusieron la primera piedra de la torre Latinoamericana (uno de los primeros grandes símbolos de modernidad en nuestro país, vaya que sí).

Uno de los factores más importantes en el nuevo entorno (algo que yo veo constantemente en mi trabajo de lunes a viernes) es precisamente la rapidez con la que todo cambia actualmente. Las empresas que saben hacer las cosas de una manera sólida y estable de pronto se encuentran con la sorpresa de tener que modificar todas sus perspectivas sobre como manejar su negocio, quiénes son sus consumidores, cómo se relacionan con las marcas, qué los mueve y qué los desmotiva. En suma, nos encontramos en un entorno líquido, donde todo se modifica a una velocidad mucho mayor de la que podemos imaginar. Diría Zygmunt Bauman que estamos a merced de la sociedad líquida, donde no podemos aferrarnos a nada, porque corremos el riesgo de quedarnos atrás.

Los nuevos negocios, por lo tanto, serán líquidos o no serán. Las marcas tienen que ser capaces de adaptar sus ideas de tal manera que resulten atractivas para un público firmemente plantado en la posmodernidad, que no puede concebir su identidad si no es a través de la multiplicidad de acciones/reacciones/actividades que lo definen. Por ejemplo, las marcas que se definen como chic y trendy en una temporada, a los 6 meses pueden haber dejado de estar en el candelero. Las tiendas que mas se visitan hoy, pueden no existir en 1 año.

La incertidumbre económica no hace sino acentuar estas características. Deja de haber espacio para los lentos, los indecisos. En una economía inestable, sólo los rápidos, los que no le temen a abrazar el cambio, los que han puesto todo el valor en sus ideas, más que en sus activos tangibles, son los que mejores perspectivas de supervivencia tienen.

Claro que creo en los límites del pensamiento radical: creo que la especialización es buena, pero siempre hay que estar listos para modificar la perspectiva desde la que la entendemos. Por ejemplo: tiene que quedarme claro como proveedor de servicios en esta nueva economía, que yo me dedico a brindar soluciones visuales en impresos, más que a volverme un especialista en offset. Si el offset desapareciera, yo también; mientras que con la primera opción, siempre puedo volver a ampliar mis perspectivas hacia otros horizontes. No podemos, pues, perder de vista los elementos que pueden hacernos permanecer y las ideas que, mal asumidas, pueden dejarnos obsoletos.

El cambio produce miedo, incomodidad, incertidumbre. Es el entorno perfecto para los fuertes de espíritu, para quienes disfrutan subirse a la montaña rusa de la innovación y quieren seguirse preguntando: “¿Qué otra cosa puedo hacer?” y “¿Cómo puedo hacer eso de una forma distinta y mejor?”. El juego en esta época es la eficiencia, la novedad, la fe absoluta en el capital humano (siempre ha sido el activo más importante en las empresas, sólo que no lo ven) y la capacidad de poner ideas nuevas en práctica y dejar que ellas guíen nuestro negocio.

9.3.09

Algunos materiales para estirar el cerebro

Así como el socio Albanner es nuestro especialista proveedor de películas (y me parece maravilloso que siga subiendo los ensayos de la maestría... Voto por que hagamos pequeños posts explicando nuestros temas de tesis, para incrementar el índice de ñoñería), he decidido compartir algunas bibliografías que me gustan, he ido encontrando por ahí o nada más he comprado últimamente con la intención de leerlas algún día porque los temas suenan bien y le intersan a mis obsesiones. Van:

Por supuesto, no son todos. Por supuesto, después iré trabajando en reseñarlos en una línea, para que sepan a qué le tiran si los quieren leer o el título les suena.

Por lo pronto, aquí están. Ya después subiré los ensayos que vayamos escribiendo (copiando la idea de Albanner, ja)

17.1.09

La nueva conformación de la sociedad con la tecnología omnipresente de internet.

“El internet está en todas partes, como Dios en el medioevo”. La frase, por supuesto, no es mía, pero refleja a la perfección la sensación que nos produce saber que el internet todo lo sabe, todo lo ve, todo lo escucha y, por supuesto, lo cuenta.

Desde la existencia de la Wikipedia (esa enciclopedia que parece compendiar todo lo que puede causar curiosidad en el universo) hasta las múltiples páginas gestionadas por usuarios en donde se comparte información inimaginable: todo aquello que nos preguntamos (desde la estructura interna de la célula y las más recientes teorías atómicas o cuánticas, hasta la última dieta de Paris Hilton) y lo que nunca creímos que se pudiera preguntar.

El acceso a tanta información ha generado una sociedad más curiosa, aunque no necesariamente mejor informada. En general, la gente confía en lo que se encuentra en internet con bastante facilidad, y la experiencia nos muestra que la mayoría de los usuarios se quedará con alguna de las 3 primeras páginas que aparezcan en un buscador con respecto al tema que le interesa. De esta forma, la máxima autoridad no es quien más sabe del tema, sino quien mejor SEO tiene.

Otro de los elementos a tener en cuenta al hablar de la dinámica social que motiva el internet es, por supuesto, las redes sociales. Aunque ya hablamos de ellas en un artículo anterior, podemos retomar el concepto de ágora o plaza central del pueblo para referirnos a las funciones que cubren estos sitios: ver, ser visto, compartir información, reunirse a jugar, intercambiar objetos y en general conocer a los amigos de los amigos; pero también promover productos, servicios, causas sociales, fundaciones, ideologías e ideas.

No es necesario ya hacer hincapié en la forma en la que estas dinámicas influyen en los jóvenes: desde los más aislados hasta los más sociables se encuentran igualmente inmersos en estos lugares, buscan de las mismas maneras, esperan más o menos lo mismo de la web.

Internet es más que una herramienta, es el verdadero origen del infotainment y de la idea del espectáculo como algo sostenido. Aunque ya hablamos sobre el triunfo del internet sobre la televisión, sería importante aquí aventurar algunas hipótesis de las razones por las cuales ocurre esto.

Internet ha permitido que el público no sólo sea un receptor de información, sino que genere sus propios contenidos a su antojo. De ser sólo recs, han pasado a ser emirecs, receptores y emisores a la vez. Esta modalidad estimula el interés por los contenidos de una manera mucho más eficaz, ya que cualquier cosa que pueda hacerse, puede mejorarse.

Esto también ha acrecentado la noción de que la esfera privada puede (y debe) volverse pública. De ahí el triunfo de los weblogs personales por sobre los repositorios de información, y de los perfiles de redes sociales por sobre los weblogs personales.

Otra de las nociones que se han acrecentado en la sociedad a causa de estas tendencias es la sensación de que la información es, ante todo, efímera. En un mundo en donde las enciclopedias pueden ser modificadas por cualquiera que tenga conocimientos sobre el tema, no existe nada fijo e inmutable, excepto el cambio (cosa que sin duda asustaría al mismo Heráclito de Éfeso), y aún eso está en tela de juicio. De ahí el interés que ha cobrado el microblogging: un post es un espacio demasiado largo como para llenarlo antes de que las circunstancias se modifiquen: el blog ha muerto, viva el Twitter.

En fin. La humanidad ha visto más cosas en los últimos 100 años de las que había visto, acumuladas, en toda la historia de la humanidad. Es de entenderse por qué tenemos todos esa sensación de vivir en un mundo inaprensible por los métodos tradicionales, un planeta en el que para seguir igual hay que mantenerse en movimiento. Los ciudadanos de internet están en todas partes y en ninguna, son capaces de generar no sólo lo que desean ver, sino las repúblicas que los gobiernen sin un territorio fijo (Sealand, Virtuania, Lizbekistan… ).

Internet por si mismo no está cambiando a la sociedad: la sociedad genera al internet, y ambos se retroalimentan mutuamente y se modifican una y otra vez. La tecnología, desde siempre, ha modificado a quienes la usan; genera sus propias necesidades, pero también ha de adaptarse a las necesidades intrínsecas de quienes la utilizan. Internet es, pues, lo que los usuarios quieren hacer de él y de su sociedad, todo en uno.