26.5.09

Publicaciones virtuales y privacidad

Para Pres.

En estos días tuve una plática bien interesante con algunos amigos, y creo que el tema está perfecto para hablarlo acá. Nuestro tema obsesivo tenía que ver con la línea que divide privacidad y persona pública, y dónde está el punto de diferenciación entre uno y otro.

Descubrí (con algo de sorpresa) que la gente tiende a creer que las cosas que escribe en sus sitios de internet son información privada, mientras que yo estaba (y estoy) convencida de que todo lo que está en el internet se transforma en información pública.

La esencia de mi argumento era, precisamente, la palabra publicar: hacer público algo. Aunque estoy consciente de que existen ciertos niveles de privacidad en la red, lo cierto es que la información que colocamos en línea es suceptible de que otros la vean y, en muchísimos caos, que la asocien con nosotros.

Alguno de los amigos argumentaba: es que tu estatus de facebook o tu blog son el equivalente de un diario, y puedes escribir lo que quieras en ellos. La otra postura era, por supuesto, que no es un diario: tu diario está escondido en un cajón o guardado debajo de la almohada (y, opcionalente, mojado con tu llanto), mientras que el internet le da visibilidad a esos mismos pensamientos.

Es asombroso descubrir que esta dimensión pública de internet puede desaparecer con tanta facilidad de la mente de las personas. ¿A qué se debe? No estoy muy segura. Supondría que tiene que ver con la perfecta integración con la vida cotidiana que ha logrado este tipo de tecnologías de la información y la comunicación: se ha vuelto super cotidiano entrar a un sitio, colocar nuestras ideas en él y después de realizado el desahogo/expresión/chiste privado, esperar las reacciones de los amigos, o simplemente olvidar que se escribió.

El problema no es compartir información con los amigos: más bien tiene que ver con qué tipo de contenidos están al alcance de qué tipo de personas. Internet no es sólo un sitio en dónde guardar nuestros oscuros pensamientos, sino (ante todo) un medio de comunicación. El problema es que, a diferencia de las anotaciones en la parte de atrás de nuestra libreta, de los papelitos que se pasaban de mano en mano en los salones de clase o de las pláticas en privado con nuestros amigos cercanos, cualquier cosa que escribimos en un sitio público puede ser (y seguramente será) visto por más personas.

Ya tiene algunos meses que se publicó esta nota, en la que se demuestra el potencial público de las redes sociales. Y es que en el nombre llevan la penitencia: esto sitios están hechos para conectar a unas personas con otras, para permitir la interacción social. Por lo tanto, siguiendo la teoría de los dichosos seis grados, siempre puedes estar a una distancia ridículamente corta de gente que no debería estar leyendo lo que escribes.

Quiero que también quede claro que en ningún momento he dicho que esté de acuerdo con tomar represalias con la gente por aquello que escribe en sus sitios (por ejemplo, el caso de la nota que comentaba un poco más arriba me parece una sobreactuación de la empresa: cualquier pasante se aburre en su primer trabajo); sin embargo, sí estoy de acuerdo en mantener la prudencia con respecto a lo que se escribe en un sitio publico, por un concepto verdaderamente simple: responsabilidad. Al hacer público algo, debemos también responder por aquello que digamos. Es uno de los principios más básicos y olvidados entre todos aquellos que usamos los medios alternativos. No me refiero a autocensurarse, sino a estar dispuestos a respaldar nuestros dichos bajo cualquier circunstancia, tengan las consecuencias que tengan. Y si no las tienen, felices nosotros...